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domingo, 5 de junio de 2011

El valor de dar

El hombre vive en opresión, lleno de culpas y resentimientos, vivir limitado a condicionamientos pasados o bien a futuros resultados en los que los propios pensamientos sean un fruto de su propia irresponsabilidad es caer en el vacío de algo que está muerto o no existe. La vida se compone de cosas sencillas y amables en las que la armonía es la base fundamental de todo hecho, acto o decisión, empezamos a corresponder según nos vayan dando, sin saber que el hecho de dar en sí es la máxima alegría para el corazón, el saberse que ha sido dado por algo que merece la pena tener en nuestras vidas, por algo tan simple como servir un desayuno, ir a trabajar en una empresa que te tiene en cuenta cada vez que lo necesitas, por tu entrega y tu participación en ella, o por el simple hecho de cambiar los pañales a un bebe para que se sienta limpio, protegido y tranquilo. ¿Hay alguna mayor alegría en eso?. Seguimos muy preocupados por lo que piensen de nosotros y seguimos engañándonos consecutivamente y por desgracia constantemente, es como una especie de rol que hemos instalado en la sociedad, tú me das, yo te doy, si no me das, entonces hay un fallo porque yo te dí para que me dieras, y yo me pregunto, ¿de quién es el fallo?, ¿del que dá para recibir o del cree que debe recibir?. Valoremos, porque cuando estamos bien no nos acordamos del que estuvo ahí cuando estábamos mal, es como cuando hacemos bien noventa y nueve cosas y una mal de cien, esas noventa y nueve ya no valen, aprendamos a valorar lo que nos dan, porque no hay mayor desgracia que perder lo que no hemos valorado y peor castigo al darnos cuenta de su valor hasta que lo hemos perdido.

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