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jueves, 9 de junio de 2011

La sublimación de la vida diaria y el zen

Lo que cuenta no es lo que hacemos sino como lo hacemos. No hay una acción que sea noble de por sí: lo será o no, según la manera en que el sujeto la realice. La práctica es el método principal y más adecuado de penetración en la esencia de las cosas. El zen demuestra con el "satori" que la acción es necesaria y además vivifica. Pero para ello es necesario liberarse de todos los temores de una conciencia proyectiva que trata de anticipar el futuro mediante el miedo y el deseo. La grandeza del hombre está en su vida cotidiana, en el ahora, el eterno ahora, el presente más inmediato. Una vez alcanzado el "satori" (la iluminación), la vida ordinaria está habitada por el espíritu. La mirada perspectiva de los ojos a las cosas pequeñas cotidianas se vuelve distinta. Traer agua para beber y cortar leña para el fuego, son las cosas (las cosas sencillas) en las que reside el maravilloso Tao (el camino del conocimiento). Los demás, cuando comen, no comen sino que andan dando vueltas a los más diversos asuntos, dejándose molestar por ellos; si duermen, en realidad no es dormir lo que hacen, sino soñar un sinf’n de cosas.... La meta del zen es concentrarse con intensidad en la realidad presente. "Viajar es estar vivo, pero llegar a alguna parte es estar muerto".

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