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sábado, 11 de junio de 2011

Cuentos Zen: El regalo de insultos

Vivió una vez un gran guerrero. Aunque muy viejo, aún era capaz de vencer a cualquier contrincante. Su reputación se extendió ampliamente y muchos estudiantes se juntaron para aprender con él. Un día, un infame joven guerrero llegó ...al pueblo. Estaba decidido a ser el primer hombre que venciera al gran maestro. Ademas de su fuerza, tenía una habilidad asombrosa para encontrar y explotar cualquier debilidad en un oponente. Esperaría que su oponente hiciera el primer movimiento, y así revelara una debilidad, y entonces atacaría con despiadada fuerza y velocidad de rayo. Nadie había durado con él en un encuentro más alla de su primer movimiento. En contra de los consejos de sus preocupados estudiantes, el viejo maestro aceptó gustoso el reto del joven guerrero. Cuando ambos estaban listos para la batalla, el joven guerrero empezó a dirigirle insultos al viejo maestro. Tiró tierra y escupió en su cara. Por horas lo agredió verbalmente con todas las maldiciones e insultos conocidas por la humanidad. Pero el viejo guerrero simplemente su mantuvo en pie inmóvil y calmado. Finalmente el joven guerrero se agotó. Reconociendo que estaba vencido se alejó sintiéndose avergonzado. De alguna manera desilusionados de que el maestro no hubiera peleado con el insolente joven, sus alumnos lo rodearon y le preguntaron. "¿Cómo pudo soportar semejante vileza? ¿Cómo hizo para ahuyentarlo?" "Si alguien viene a ti con un regalo y no lo recibes," -replicó el maestro- "¿a quién pertenece ese regalo? (Va por tí Michael)

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